En este inicio de mayo de 2020, toca aprender a vivir con una nueva normalidad. Una normalidad que tiene por realidad: convivir con el dichoso coronavirus ¿sabremos hacerlo?

Para las familias está siendo un enorme reto conciliar teletrabajo con las tareas escolares de los hijos. Explicarles qué significa quedarse en casa sin que sean vacaciones. Hablarles del peligro de ponerse malitos por ese bicho, el dichoso coronavirus sin que por ello sientan miedo o indefensión. En estos días, les hemos enseñado a valorar el trabajo de quienes nos cuidan y darles las gracias aplaudiendo desde los balcones.  Han dibujado preciosos arcoíris llenos de esperanza y apropiarse del #QuedateEnCasa y el #TodoSaldráBien. Además, desde hace unos días han empezado a salir a la calle sin poder jugar con sus amigos y aprendiendo a usar mascarillas y geles hidroalcohólicos.

LA DESESCALADA

Ahora empieza una nueva etapa. Esa que han llamado “la desescalada” y que obliga a comportarse según la fase en que esté el propio territorio. Y, en la que nos veremos limitados a salir por franjas horarias si vivimos en poblaciones de más de 5.000 habitantes (pendiente de optimizar la franja horaria infantil).

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Pero sobre todo a lo que obliga esta situación es a aprender a convivir con el dichoso coronavirus y hacer nuestro el concepto de  #NUEVAnormalidad. Un concepto que empieza a imponerse y al que habremos de irnos acostumbrando.

Por primera vez, oí lo de “nueva normalidad” al hacer referencia Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, al anuncio de cómo se iban a adaptar las calles a los ciudadanos y ponerlas así al servicio del cuidado que hemos de tener a partir de ahora. Entendí entonces que vamos a tener que convivir con el dichoso virus sin dejar por ello que nos gane la partida. Y pensé que era un buen ejercicio de corresponsabilidad no sólo para seguir sanos sino también para salir de esta crisis, más humanos y fomentando un desarrollo más sostenible. Seguramente la mayoría quiere volver a su normalidad de siempre (estos días se oye a políticos, empresarios, gente de a pie) pero quizás no sea ese el objetivo que deberíamos compartir.

La VIDA nos ha dado un buen bofetón y la oportunidad de ser mejores en todos los aspectos: en la relación con nuestros vecinos, con nuestros seres queridos, con nuestros hijos y nuestros abuelos; en nuestra manera de consumir y disfrutar del ocio; sobre cómo vamos a trabajar y mantener una producción que nos permita a todos una actividad laboral digna y suficiente; respecto al reconocimiento verdadero de quién nos cuida y a quién cuidamos; cómo valoramos la Naturaleza, la calidad del medio ambiente,… TOCA una reflexión profunda, una autocrítica de todo lo que podemos cambiar individualmente para desde ahí evolucionar como colectividad.

LAS EMOCIONES COMO OPORTUNIDAD

Desde KASH-LUMN Family Care, nos hemos propuesto que esta nueva normalidad sea realmente la oportunidad de seguir acompañando a las necesidades que sigan surgiendo a las familys. Y para ello, conocer en profundidad la función de las emociones es esencial. Hay que seguir teniendo MIEDO para consolidar una actitud de curiosidad prudente, haciendo del ENFADO y de la IRA la mejor de las ocasiones para utilizar toda esa energía que nos van a proporcionar las frustraciones a esforzarnos más y encontrar nuevas estrategias para ser mejores. El confinamiento nos ha ayudado a descubrir todos los SÚPERPODERES que hay en nosotros y que te explicábamos hace unos días. Y ahí te decíamos lo importante que eran ahora la emoción de la ALEGRÍA y la emoción de la SORPRESA. Pero para ello hay que acostumbrarse bien a las medidas de protección ¿sabéis cuáles son? La pediatra Amalia Arce lo explicaba hace unos días cuando en un directo en Youtube  Ahí nos hablaba de la seguridad e higiene que han de tener los niños en la calle y también cómo empezarles a enseñar el uso correcto de las mascarillas que si ahora son sólo una recomendación, lo previsible es que sean de uso obligado en algún momento.

MEDIDAS DE PROTECCIÓN

Es muy importante que les expliquemos la importancia de lavarse muy bien las manos cuando vuelvan de la calle y limpiar los juguetes que se hayan sacado. También es necesario que empiecen a usar las mascarillas evitando algunos de los errores más frecuentes como: ponerla mal sin que tape la nariz, tocarla, quitársela en la calle o hacerlo sin lavarse antes o después las manos. La infografía que tenéis aquí publicada por eldiario.es los ilustra claramente.

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RECORDAD, enseñarles a vuestros hijos a protegerse es educar en valores de cuidarse para cuidar.

 

En KASH-LUMN Family Care insistimos mucho en la importancia de la emoción de la sorpresa para el aprendizaje. Es la emoción conectada a la capacidad de asombro y la que mantiene la capacidad de curiosidad que ya nace con el instinto epistemológico, el que no ayuda a aprender. En los niños, especialmente los muy pequeños, este instinto va unido a la impulsividad. Todo lo que llama su atención les atrae como si fuera un imán y de ahí la necesidad que estéis muy vigilantes para reconducir esa actitud tan propia de la infancia. Nunca como antes sois sus avaladores, los que debéis preservar su seguridad y protección.

La emoción de la sorpresa también invita a desarrollar otra capacidad adaptativa esencial: la espera. Esperar nos ayuda a fomentar la paciencia, el reconocimiento de las necesidades del otro, el aprender a compartir. Es decir, pasar del mío, para mí, al tuyo, para ti. También permite el observar más que el hacer y por tanto a procesar la información que se recibe. Un niño que observa será un niño que haga un uso más inteligente de lo que le llegue. Estos días que se han restringidos para algunos los husos horarios les podéis explicar el motivo y ayudarles con esa espera a que sea la hora indicada.

También estos días la emoción de la alegría hay que practicarla de una manera especial. Usar los cinco sentidos no sólo para mantener la propia zona de confort sino también para reconocer la zona de confort del otro nos permitirá ser más corresponsables. Muchas veces en KASH-LUMN Family Care compartimos la metáfora de asociar los límites de la zona de confort con las paredes de un iglú para así crear esa burbuja protectora. Pues bien, esos mismos límites podemos interiorizarlos para mantener esa distancia física sobre la que los expertos tanto aconsejan. Mirad la siguiente sucesión de imágenes:

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La experiencia permite aprender y hacerlo con responsabilidad nos permite aprender a crecer y madurar. Como madre, como padre tenéis la responsabilidad de acompañar ese aprendizaje que es todo un privilegio ¡disfrutadlo!