Las emociones son claves para que el bebé aprenda.

Con esta entrada te queremos invitar a que reflexiones sobre ello porque desde el primer momento de vida, el bebé inicia su proceso de aprendizaje.  Es importante que aprenda a ser paciente y a confiar.  A confiar en sí mismo (autoestima) pero, sobretodo, a confiar en los otros.
Esto no es difícil, los niños ya están preparados para aprender aunque es esencial que tanto padres, cuidadores y profesionales de la infancia sean conscientes de ello.

El bebé al nacer cuenta con un bagaje emocional que le va a ayudar en su proceso de aprendizaje: sentir miedo, enfado, alegría, asombro, rabia, tristeza… son condiciones que facilitan sus capacidades innatas y los preparan para enfrentarse con las dificultades y oportunidades que le ofrece la vida.  No obstante, no puede hacerlo solo.  El bebé necesita patrones de seguridad que le aporten la confianza y paciencia necesaria para que los aprendizajes puedan consolidarse.

Los patrones de seguridad aluden a tres funciones básicas que deben desempeñar los padres: contener la ansiedad del bebé, dar significado a lo que le pasa y aportarle la confianza necesaria para afrontar nuevas situaciones.

En muchas ocasiones se confunde ser un buen padre y ser una buena madre con tener todas las respuestas.  No es así, la confianza verdadera no nace del saber sino de la convicción de que podemos aprender.  Para contener la ansiedad del bebé sólo es necesario transmitirle que estamos con él para protegerle.  Para dar significado a lo que le pasa sólo es necesario que le prestemos atención y nos planteemos diferentes hipótesis.   Para aportarle la confianza necesaria para afrontar nuevas situaciones sólo hemos de sentir que encontraremos la manera de restablecer el equilibrio y transmitírselo de manera positiva.

Así, es necesario que los padres aprendan a escuchar las emociones de su bebé, a identificarlas y a responder ante ellas de la manera m­­­­ás adecuada para que el proceso de aprendizaje se desarrolle con plenas garantías.