¿Qué es el aprendizaje a través de la experiencia?  A priori parece evidente pero estas palabras describen un concepto que va más allá del aprendizaje por el aprendizaje, aprendizaje y experiencia nos hablan del aprendizaje que conecta directamente con las emociones y la salud emocional.

Piaget, uno de los teóricos más importantes sobre el desarrollo cognitivo infantil. Dedicó su vida a estudiar la universalidad del aprendizaje y ya nos explicó, hace años, la importancia de la vivencia emocional en la experiencia del aprendizaje, principalmente en su fase de acomodación. Y, quién sentó las bases del aprendizaje a través de la experiencia del que posteriormente ha servido de inspiración para las corrientes pedagógicas de Montessori y Waldorf.

Para que un aprendizaje se integre como tal, precisa de un proceso en el que se sucede alternativamente estados de desequilibrio, estados de equilibrio. Así, a un estado de desequilibrio sucede uno de equilibrio, a éste uno de desequilibrio para volver a obtener un nuevo equilibrio.

Piaget explicó que para que un aprendizaje podamos entenderlo como tal, son necesario dos momentos, un momento inicial de asimilación y un momento siguiente de acomodación:
– un momento inicial en el que se asimila,  es decir cuando nos enfrentamos a una nueva situación total o parcialmente desconocida y,
-seguido de un segundo momento en el que aquello desconocido se convierte en significativo y adquiriere un estatus de permanencia, de ahí su nombre, se acomoda.

En el proceso de asimilación-acomodación, necesario para equilibrar de nuevo el estado de desequilibrio que provoca cada nueva situación de aprendizaje, las emociones juegan un papel decisivo.  Aprender no es apropiarse de conocimientos, aprender es adaptar la situación actual a una nueva propuesta de situación.  Así, cualquier aprendizaje pone a prueba nuestra actitud ante el cambio.  Y, cualquier estímulo que proponga un cambio, inevitablemente activa una emoción.

Hasta aquí la teoría, AHORA apliquémosla a la práctica:

El caso de María, una peque de casi 3 años a la que le acaban de regalar un juego de construcción.  A su edad ya tiene bastante destreza para manipular piezas de cualquier tamaño y encajar unas con otras.

¿A qué nuevo aprendizaje se enfrenta María?  Encajar, manipular son acciones que le ayudarán a aprender a construir el tren tal como se le muestra en una imagen.

Los primeros intentos van a ser de ensayo-error.  Va a asimilar que las piezas que tiene a su alcance, deben ser dispuestas de una manera determinada para alcanzar el éxito y conseguir que su construcción sea idéntica a la de la imagen.  Una vez lo consiga, María no se conformará con ello sino que repetirá su acción hasta que su ensayo-error se reduzca a cero, es decir pueda acomodar ese aprendizaje.  De ahí que los niños repitan una y otra vez los mismos juegos.  Necesitan que el proceso de aprendizaje finalice correctamente, si eso ocurre no sólo habrá aprendido a construir un tren, habrá adquirido la capacidad de identificar y encajar las piezas para conseguir una figura concreta.  Cuando se proponga una nueva construcción le será más sencillo conseguir su objetivo.

Durante el juego de María han sucedido diversos estados de ánimo.  Esos estado de ánimo y como su madre reaccione a ellos será los que facilitaran que ese proceso de acomodación sea más importante. Al principio María se mostró curiosa y prudente ante su nuevo juguete, ¡genial por María!

Su comportamiento nos informa sobre una óptima actitud hacia el aprendizaje y de las capacidades adaptativas que ha ido desarrollando con la emoción del miedo.

Esta conducta de María no siempre fue así, de bebé se asustaba con frecuencia ante cualquier nuevo estímulo, su miedo natural le impedía acercarse a los objetos desconocidos pero poco a poco sus padres y cuidadores despertaron en ella la curiosidad respetando su carácter más reservado.

También se mostró enfadada con los primeros intentos cuando fue consciente que no obtenía el resultado que buscaba.  Mamá estaba cerca para ayudarla, ayudarla a calmar su frustración y animarla a confiar en sus propias capacidades.

Mamá la miraba fijamente y con voz tranquila y firme le decía “Venga María, inténtalo otra vez que seguro que encuentras la manera de conseguirlo, porque… ¡qué lista que es mi niña! “.

Las palabras de la mamá de María ante su enfado le proporcionaron la motivación necesaria para perseverar en sus intentos y un “¡olé por mi niña!” junto con una gran sonrisa reafirmaron el logro conseguido. Además de ayudar a su hija a aprender, la madre de María reforzaba su autoestima.

¿Te has fijado en la actitud de alegría que expresa la madre de María? Con su alegría transmite alegría a su hija. La alegría es otra de las emociones que se ponen en juego en todo aprendizaje. Es una emoción poderosa que nos conecta con el sentimiento de satisfacción por el logro obtenido y también da significado a nuestras acciones y las primeras experiencias positivas siempre lo son.

La madre de María actuó de manera óptima al permitir que su hija aprendiera de la experiencia y la acompañó en el proceso, cuidando de sus emociones.

Porque recuerda el lema de KASH-LUMN Family Care:

«sin emociones no hay aprendizaje, sin aprendizaje es imposible el crecimiento»

 

La construcción del tren para María fue una experiencia difícil pero positiva, la asimilación-acomodación de su aprendizaje se dio en un contexto en el que reinó un clima de calma y bienestar en el que se pudieron contener los aspectos menos agradables del proceso.

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