TODOS tenemos superpoderes y NO por ello debemos ser héroes. La heroicidad requiere un sobresfuerzo elegido y no sobrevenido. Utilizar todo el arsenal de superpoderes sólo precisa saber que se tienen para sacarles partido y ello los niños lo saben.

Nacemos con un potencial físico y psíquico increíble que nos ofrece desarrollar infinitas capacidades. Al nacer, los bebés ya disponen de un sistema emocional preparado para ejercer su función adaptativa activando las capacidades esenciales para el aprendizaje. Estas capacidades son básicas en momentos de una alta exigencia de cambio y por ello en tiempos de emergencia.  Así pues, os propongo que prestéis atención a vuestras emociones y permitáis que realicen su labor.

Para la Psicología Evolutiva, las crisis en el desarrollo son esos escalones que hay que superar para madurar. Una emergencia es una crisis que aparece de manera inesperada y que tensiona poniendo a cualquier organismo/sistema en un estado de alerta por el riesgo que representa pero también por la oportunidad para fortalecerse y mejorar.

En KASH-LUMN Family Care hablamos de Salud Emocional y lo hacemos poniendo como metáfora la del tesoro de emociones que está ahí para enriquecernos. Un cofre lleno de piedras mágicas. Ese es nuestro potencial latente que irrumpe para cuidar nuestra mente y darnos la energía para aprender y mejorar nuestro entorno.  Por ello, todas las emociones son las garantes de nuestro bienestar. Sentir MIEDO, ENFADO, TRISTEZA, IRA en estos momentos como es por la alerta sanitaria del COVID-19 no sólo es normal sino que es altamente saludable.

Muchas familias preguntáis ¿qué hacer cuando aparecen las emociones? La respuesta es sencilla: SENTIRLAS y DEJAR QUE SE EXPRESEN. A partir de ahí, validarlas y canalizar todo ese potencial que se activa para que cumplan su función y no quedemos atrapados. RECORDEMOS que los superpoderes si no los utilizamos correctamente corremos el riesgo de que se nos vuelvan en contra como ese tesoro que si no lo gestionamos correctamente, se malbaratará haciéndonos infelices. Así son las emociones.

Si nos centramos en el momento presente, en la mayoría de los casos, en especial durante los primeros días de la alerta, el miedo y la ira han sido las emociones que más se han manifestado. Ambas son esenciales para gestionar la incertidumbre y poner en marcha capacidades que tienen a ver con la supervivencia individual y colectiva. Se asumen las propias competencias y se activan los mecanismos extremos relacionados con el altruismo y el egoísmo. Lo habéis visto en muchos de los peques que estos días se muestran dispuestos a dibujar arco iris, ser los protagonistas en vídeos de ánimos. También en ese aumento de actividad que reclaman a cada momento. Es decir, en ese abrirse a los demás para darlo todo así como el encerrarse en lo propio para protegerlo manteniendo la normalidad.

Así ha sido como en muchos hogares cuando se decretó el estado de alarma y tocó confinarse se puso en marcha una actividad titánica para que los niños no acusaran el drama de lo que estaba ocurriendo fuera y que nos llegaba a través de los medios de comunicación con toda su crudeza. Y, los mensajes de #QuédateEnCasa y #TodoSaldráBien se fueron convirtiendo poco a poco en un himno de responsabilidad y esperanza. Todo ello ha estado bien porque se han contenido algunos  estados emocionales como la inquietud o la preocupación pero ¿ha sido suficiente? Queda por delante el reto de ir recuperando la normalidad y ese aprender a convivir con el virus.

La respuesta podría ser un si con ello todos fuéramos conscientes de nuestras fuerzas y de las opciones psicológicas que tenemos. Pero hay que decir que NO porque pasados los días, las fuerzas se han ido agotando y la emoción del enfado y de la tristeza, han empezado a aflorar. También hemos empezado a ser menos precavidos y eso puede tener sus consecuencias.

Quiero prestar atención a todos esos profesionales que siguen estando en primera y segunda línea trabajando y sufriendo durísimas condiciones laborales. Profesionales que son padres, madres,  con familiares a su cargo y que la experiencia de estos últimos días hace que se cuestionen su profesión. Por todo ello, es tan necesario conectar con las propias emociones que nos permiten activar las capacidades básicas que todos tenemos (o es el momento de aprender) y centrarlas en el aquí y ahora.

Vamos a por el Tesoro que guarda los súperpoderes:

El MIEDO, tiene por función hacernos prudentes. Prudentes para extremar las medidas de protección. Y, nos hace curiosos para atender, discriminar informaciones realistas de las que no lo son,  cuestionar todo aquello que tiene por objetivo atemorizarnos y bloquearnos. El espíritu crítico nos permite ser valientes, nos permite ser curiosamente prudentes. Favorece que aprendamos de la experiencia. Si lo hacemos, conseguiremos salir más fuertes y sabios de la experiencia.
Si los niños preguntan, hay que responder compartiendo la información que tengamos. No necesitan que les sobreprotejamos. Debemos explicar lo que ocurre con un vocabulario asequible a su edad. Haciéndoles conscientes de la gravedad pero también de todo el aprendizaje que estamos acumulando. Ayudadles a buscar información óptima a sus posibilidades y anticiparles lo que sabéis que ocurrirá. Tened un calendario a la vista, les va a ayudar a ubicarse en el momento presente pero también a practicar la curiosidad por lo que vamos avanzando y la prudencia por lo que queda por venir. Hay que ser positivos pero sin crear falsas expectativas. Con ello haréis una óptima gestión del miedo activando verdaderos superpoderes.

El ENFADO, nos confronta con el sentimiento de impotencia y nos cuestiona los propios recursos y capacidades, situándonos al borde de nuestras fuerzas. En situación de gravedad podemos elegir ser víctimas o campeones. Enfadarnos nos da la oportunidad de esforzarnos, entrenar aquello que sabemos que somos capaces y descubrir nuevas estrategias que nos permitan alcanzar nuestras metas. Por tanto, tenemos todas las posibilidades de convertirnos en verdaderos campeones.
Son muchas las oportunidades que este tiempo nos han permitido despertar la creatividad. Seguro que conocéis la noticia y la podéis compartir con vuestros hijos: tras el “enfado por no poder fabricar coches” la empresa SEAT se ha puesto a “fabricar respiradores para los hospitales”. Seguro que en casa se ha repetido esa experiencia al querer cocinar y faltar un ingrediente o al querer utilizar en un dibujo, el color que no se tiene. Sentir ese enfado, identificar esa fuerza que nos cuestiona nuestra autoestima y aprovecharla para superarse, logra que podamos sentir un sentimiento mayor, el sentimiento de satisfacción. Ese que vemos en las imágenes que nos ofrecen los hospitales cuando despiden a uno de los enfermos que ya se han curado. Esa satisfacción también está presente en los hogares y los hijos son los grandes protagonistas, ayudadles a que la reconozcan y crecerán en autoestima porque ese esfuerzo y superación es otro de los superpoderes con los que contamos.

La IRA, esa explosión que nos enrabia y que en ocasiones confundimos con el enfado pero que tiene una naturaleza diferente porque una cosa es sentir impotencia y otra mucho más dolorosa es sentir injusticia. Ciertamente el sentimiento de injusticia está muy presente en estos días aunque alguna voces proclamen ese “nos lo merecemos” pero no, no tienen razón, nadie merece una pandemia con importantes consecuencias físicas, psicológicas, económicas, sociales. De ahí que la reacción mayoritaria tenga a ver con una sobredosis de energía que estamos experimentando estos días y que nos hace estar por encima de nuestras fuerzas. Aprovechar en tiempos de emergencia esa fuerza es prioritario. Empezó apareciendo ese cansancio en las familias cuando las vacaciones de Pascua en que habría que estar disfrutando de la playa, de la montaña, de las celebraciones de la Semana Santa. También con la llegada de la playa y el no poder disfrutar al 100% de la playa y las piscinas. Hay que sostener toda esa fuerza, reservándola, canalizándola hacia un bien común nos hará sentirnos poderosos. Por ello hay que utilizarla con cautela y no malbaratarla. Si lo hacéis se convertirá en uno de los superpoderes más importantes que poseáis.

La TRISTEZA nos golpea a la que van pasando los días. Las cifran de muertos. Las imágenes que nos muestran las televisiones de féretros apilados. Los testimonios de todos aquellos que no se pueden despedir de sus seres queridos. El dolor ante la pérdida pero sobre todo las condiciones de esas muertes nos conmueven  pero sin permitir que el proceso natural de duelo se inicie con los rituales que psicológicamente se requieren. Dado ese motivo, aún se hace más urgente activar todas las capacidades que la emoción de la tristeza nos ofrece.
Sentir ese dolor profundo que abre un hueco irreparable nos permite conectar con la propia vulnerabilidad. Con ese vacío que deja quién marcha porque ha representado ese amor que depositaba en nosotros. Pero hay que saber que ese amor va a seguir ahí porque es el regalo que nos dejan. Activar la capacidad de agradecimiento es esencial para ir rellenando ese vacío, para convertir en recuerdos amorosos todos los momentos vividos. Necesitamos despedidas en el que el componente social este presente, consolarnos, abrazarnos, llorar juntos y podremos hacerlo. Vamos a poder despedir a nuestros muertos y rendirles el homenaje que se merecen cuando toda esta crisis sanitaria finalice. Mientras, habremos de hacerlo en solitario y también estará bien. Desde hace unos días propongo el ejercicio de cerrar los ojos tan fuerte como necesitemos hasta atraer a la persona que se ha ido y recrear su imagen en nuestra mente, hay que decirle todo aquello que nos haya quedado pendiente y apreciar cómo nos sonríe, así le dejamos marchar llevándonos en el alma y quedando en nuestro corazones.
Compartir vuestras lágrimas con vuestros hijos y hacerles partícipe de ese amor que sentís por quien ha fallecido. Hablar de la muerte es también hablar de la vida, de la vivida juntos y de la  que nos queda por vivir a cada uno. El recuerdo, el agradecimiento que va a permanecer en el corazón son otro de los superpoderes que tenemos, el que no sólo nos hace humanos, nos da la humanidad que tenemos por misión ejercer.

Quedan dos emociones y sus respectivos superpoderes por mencionar. La ALEGRÍA que está presente y en algunos momentos nos da hasta cierto pudor expresar y la SORPRESA que parece que se nos ha esfumado pero que sigue agazapada esperando mejores tiempos. No obstante, ambas están y será conveniente no perderlas de vista.

La ALEGRÍA permite instalarnos y recobrar nuestra zona de confort. En ella están resguardados los recuerdos positivos, las buenas experiencias, todo aquello que nos ha llenado de satisfacción. Nos sentimos alegres cuando nos divertimos, cuando nos pasan cosas buenas pero también cuando necesitamos que en la cara se nos dibuje la sonrisa. De ahí que estos días se hagan grandes esfuerzos para que esos enfados, esos miedos, esas iras y esas tristezas se tiñan de luminosos colores. La emoción de la alegría cuenta con cinco importante aliados, los 5 sentidos que nos conectan con toda la diversidad de estímulos que influyen en el buen humor. Estos días en que, más que nunca, debemos conservar dosis de optimismo hay que abrir nuestros umbrales sensitivos y disfrutarlos. Ahí van unas propuestas:
– Propuestas con el sentido de la vista ¿qué te gusta contemplar? Los libros ilustrados que tienes en casa, el álbum familiar, o las personas queridas que puedes contactar por video-llamada o ver asomándote a la ventana, las imágenes de paisajes y culturas lejanas a las que puedes llegar por Internet y un sinfín de posibilidades que has de aprovechar.
– Propuestas con el sentido del oído ¿qué te gusta escuchar? Tú música preferida, una voz melodiosa explicándote una bella historia, el sonido de esos aplausos de las 20:00h. Seguro que hay muchas más, búscalas!
– Propuestas con el sentido del gusto ¿con qué comidas disfrutas? Ahora es un momento idóneo para descubrir y darse ese tiempo de probar nuevos sabores, unir el paladar a la mirada y elaborar suculentos platos. La cocina estos días para muchos peques está siendo la gran prioridad. Disfrutad con ello e impregnar de recuerdos sabrosos ese confinamiento.
– Propuestas con el sentido del olfato ¿qué olores te hacen sentir en armonía? El sentido del olfato es el sentido más primitivo que tenemos y que suele perder competencias con la edad pero los recuerdos olfativos infantiles permanecen para siempre. Aprovecha para perfumar tu hogar de fragancias agradables, que respiren aromas con un significado especial: ese jabón con el que nos lavamos tantas veces las manos, o las galletas que mientras se hornean huelen que alimentan, o esas velas aromáticas que transmiten tranquilidad. Haz estos días del aroma de tu hogar una fuente de sensibilidad.
– Propuestas con el sentido del tacto tan puesto en reserva por las restricciones sociales. Pero nada nos prohíbe que apreciemos el tacto suave de una mullida manta o un achuchón con los que tenemos en casa. También apreciar la importancia que tiene lo que tocamos y como nuestras manos son transmisoras de los bueno y de lo malo. Puede que sea el momento de darle protagonismo a nuestra piel y proporcionarle una dosis extra de hidratación para prepararla a ese sol que vamos a querer que nos inunde en unos días.
Un montón de propuestas para activar un montón de superpoderes ¿Qué os parece la idea?

Y también habrá que recordar lo emocionante que es ir a la escuela y fijarse como ríe la profe porque a pesar de la mascarilla se puede ver el brillo de sus ojos. Y que se va a poder hacer mil y una actividades para pasarlo bien aunque para ello no estemos tan confortables como nos gustaría pero aprender a vencer las adversidades también tiene algo de alegría.

La SORPRESA es la emoción que tiene a ver con la capacidad innata del asombro y que, aunque nos puede conectar con el miedo (ese susto ante algo desagradable), principalmente lo hace con la alegría por la diversión y excitación que sentimos ante eso inesperado que nos resulta agradable.
Hay que saber cómo dice la canción del Mago de Oz que  En algún lugar, sobre el arco iris, Muy en lo alto, Hay una tierra de la que oí hablar una vez en una canción de cuna. Esa tierra representa todo lo deseado y que ahora anhelamos pero que nos está esperando. Debemos hacer planes, imaginar cómo vamos a celebrar que estos tiempos de emergencia pasen, desear con todas nuestras fuerzas el final de este viaje del que nos llevamos muchos aprendizajes. Recordadles a vuestros hijos que volveremos a asombrarnos con las olas del mar y con toda la naturaleza que ha crecido estos días. Explicadles que los cielos están menos contaminados y que a lo mejor debemos dejar de utilizar tanto el coche y caminar más. Que vamos a poder mirar el cielo y ver las estrellas que nos guiñan con sus destellos.  Que volveremos a abrazar a todos los que hace tiempo no abrazamos y quizás a más porque todo este tiempo nos ha hecho ser más solidarios, más sensibles, más conectados con el mundo. ¿No os parece que es uno de los mejores superpoderes que tenemos?

MIEDO, ENFADO, IRA, TRISTEZA, ALEGRÍA y SORPRESA son los superpoderes que habitan en nosotros. Los sintamos y utilicemos con calma, atención, serenidad, templanza serán la garantía para seguir madurando y aprender de la experiencia.

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(*) Desde hace unas semanas, la cuenta de Twitter @susikoregalos publica su colección de ilustraciones como homenaje y reconocimiento a todos “Nuestros Superheroes” de esta crisis sanitaria que estamos viviendo. La ilustración de este artículo que tan amablemente nos ha cedido y permitido utilizar corresponde a la publicada el día 1 de este mes de abril dedicada a los niños, que en sus palabras “Son unos campeones que nos sacan una sonrisa incluso en los momentos más difíciles.” Susanne e Iko también lo son por su creatividad y ternura que me han conmovido y sin saberlo han representado a seis niñ@s como seis son las emociones y sus correspondientes súperpoderes de las que trata este artículo.

Os animo a que visitéis su preciosa web susiko.com y a seguir su perfil en RRSS.